jueves, 30 de diciembre de 2010

Balance de un año: dónde mirar?

Me resulta complicado realizar un análisis con detenimiento de cómo fue el 2010: no es que carezco de conciencia y me cuesta diferenciar lo bueno, de lo malo: sino que creo que no se puede resumir un año en cinco palabras para un brindis. Y además de eso, el análisis siempre variará según de qué lado pone el ojo el que analiza.
Diría la típica frase: “no hay que mirar la mitad de vaso vacío, sino la mitad llena”, pero no es sólo eso, también se trata de pensar que si el vaso siempre estuviera lleno, nunca nos gastaríamos en intentar seguir llenándolo. De hecho, muchas veces creemos tenerlo lleno, nos confiamos de que ya hicimos todo y terminamos llevándonos el mundo por delante. ¿A qué me refiero? Cuando creemos cosas como “la verdad no tengo porqué caerle bien a todo el mundo, ya tengo muchos amigos” o “trabajo de algo que no me gusta, pero como me pagan tan bien no voy a cambiarme”, en esos momentos creemos tener la felicidad plena, haber alcanzado el máximo, ser los mejores y lo peor de todo nos convencemos de que no es necesario esforzarnos por nada.
Como mis pensamientos nos son lineales, sino que se entrecruzan entre miles de otras ideas que se me ocurren para contarles, al pensar en “vasos llenos” no puedo dejar de imaginar cómo pasará este fin de año alguien reconocido, millonario, que sabe que tiene todo lo que supuestamente desea en esta vida. Realmente me cuesta pensar que para esas personas no sea un día más, una fiesta más. Creo que lo popular llena estas fiestas culturales de rituales, que si los hace otro por vos, pierden la gracia. Por ejemplo: no es lo mismo no llegar a peinarte por preparar a mayonesa del vittel thoné, a que te preparen la comida y llegues todo perfumado a sentarte a la mesa dónde no tenés ni la menor idea de cómo están hechas las cosas; tampoco debe ser lo mismo prender algún tipo de pirotecnia, con el miedo de perder un ojo en el intento, a diferencia de sentarte en tu sillita en tu parque a observar los fuego que contrataste…
Creo que no es necesario seguir, como tampoco seguir indagando las claras diferencias entre las fiestas de distintos estratos sociales. Pero me resulta interesante retomar el hecho de mirar el lado del vaso vacío o el vaso lleno; miremos donde miremos, lo importante es tener qué cambiar, pensar proyectos, decidir dónde invertiremos nuestras energías. Creo que si el año que pasó es bueno o malo no importa y es algo muy abstracto, lo importante sería reconocer qué fue lo que hicimos nosotros éste año para crecer, para cumplir nuestros sueños o ambiciones, cuándo nos equivocamos y que ello nos lleve a cargar pilas para que en el 2011 podamos aunque sea sumarle unas gotitas más al lado lleno. 

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